martes, octubre 05, 2004

Discusiones Bizantinas

A la mañana, su biblioteca estaba abierta para todos los sabios; a la noche su mesa lo estaba para la buena compañía; pero pronto supo hasta que punto los sabios son peligrosos: se entabló una gran discusión sobre una Ley de Zoroastro, que prohibía comer grifos (N. del E: animales fabulosos)
-¿Como prohibir el grifo -decian algunos- si ese animal no existe?-
-Debe existir -afirmaban otros- puesto que Zoroastro no quiere que los comamos-
Zadig quizo conciliarlos diciendo
-Si los grifos existen, no los comamos; si no existen, menos aun los comeremos y de ese modo todos obedeceremos a Zoroastro- Un sabio que habia escrito trece volumenes sobre las propiedades del grifo, y que ademas era un gran sacerdote, se apresuro a acusar a Zadig ante un Sumo sacerdote llamado Yabor, que era el más tonto de los caldeos y por lo tanto el más fanático. Este hombre habría hecho empalar a Zadig para mayor gloria del Sol con el tono mas satisfecho... Un amigo de Zadig (un amigo vale mas que cien sacerdotes) fue a ver al viejo Yabor y le dijo:
-¡Viva el Sol y los Grifos! Guardaos bien de castigar a Zadig; es un santo, tiene grifos en su gallinero y no los come; y su acusador es un herético que osa sostener que los conejos tienen las patas hendidas y que no son inmundos- (Zadig el Justo, Voltaire)
Así es la cosa ¿Comeremos grifos en la cena o no lo haremos? Guardate amigo lector, de las indigestiones de grifos...

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