Una visión sobre la mersada basada en Erich Fromm
Cuando los que aun gozamos de la capacidad de fastidiarnos por el auge de la chabacanería (ejemplarizada en la abundancia de "Cumbia" villera y otras expresiones poco dignas para una convivencia saludable) tenemos una basta serie de teorías que van desde la conspiración del Grupo Magenta (sello discográfico embrutecedor del pueblo argentino) hasta operaciones de la CIA para conquistar al mundo con los evangelistas. Descartando la ironía de las palabras precedentes, en el día de ayer me reencontre con un viejo texto del filosofo alemán Erich Fromm ("El miedo a la libertad") que hace dos décadas amarillea en uno de mis estantes y ha sido cobijo de arañas por varias generaciones. Hallé por fin una respuesta que hoy comparto con ustedes.
"Freud aceptaba la creencia tradicional en una dicotomía básica entre el hombre y la sociedad, así como la antigua doctrina de la maldad de la naturaleza humana (Estamos de acuerdo, N. del posteador). El hombre según él, es un ser fundamentalmente antisocial (Marinita, N del post.). La sociedad debe domesticarlo, concederle unas cuantas satisfacciones directas de aquellos impulsos que, por ser biológicos, no pueden extirparse (Simplemente dixit, N. del Post); pero en general, la sociedad debe purificar y moderar hábilmente los impulsos básicos del hombre. Como consecuencia de tal represión de estos impulsos naturales por parte de la sociedad, ocurre algo milagroso: los impulsos se transforman en tendencias que poseen un valor cultural y que, por lo tanto llegan a constituir la base humana de la cultura. Freud eligió el termino "sublimación" para señalar esta extraña transformación que conduce de la represión a la conducta civilizada. Si el volumen de la represión es mayor que la capacidad de sublimación, los individuos se tornan neuróticos y entonces se hace preciso conceder una merma en la represión. Generalmente existe una relación inversa entre la satisfacción de los impulsos humanos y la cultura: a mayor represión mayor cultura (y mayor peligro de trastornos neuróticos) La relación del individuo con la sociedad, en la teoría de Freud, es en esencia de carácter estático: el individuo permanece virtualmente él mismo y tan solo sufre cambios en la medida que la sociedad ejerce una mayor presión sobre sus impulsos naturales (obligándolo así a una mayor sublimación) o bien le concede mayor satisfacción (sacrificando de este modo la cultura)."
Pequeña y dolorosas conclusiones: en nuestro país la sociedad demuestra por los hechos estar enferma y ser inexistente. Ya que las tendencias sociales están dominadas por los impulsos naturales, definiendo estos como signos de la autosatisfacción y el egoísmo acentuado. La sociedad argentina, tal como el merengue o la mayonesa demasiado batida; se ha disociado al extremo. La cultura como expresión de la convivencia y de valores que parten de lo estético y de lo concordado ha colapsado. Quizás nunca existió en nuestra tierra una cultura propiamente argentina ("Cuando nuestra raza llegue a contar en su historia intelectual un filósofo -platónico y artista como Emerson, o aristotélico y cientista como Spencer, habrá en su doctrina, a no dudarlo, algo nuevo y autóctono: La. No quiere esto, decir que todo pueda ser original en la obra de un verdadero filosofo; la concepción sintética de la naturaleza en que vivimos y la elaboración de ideales humanos como resultado último de nuestra experiencia, es una obra de progresiva integración. Pero cada filósofo y cada raza, al constituir su mentalidad propia, orienta en sentidos nuevos la común sabiduría de su evo." Jose Ingenieros, Las Direcciones Filosóficas de la Cultura).
Tampoco hay que pensar que enriquecernos culturalmente signifique una castración, como podría pensarse del texto de Fromm citado. mas bien entiendo que alcanzar una cota cultural significa que estemos de acuerdo en que (por ejemplo) la sexualidad sea refinada y no embrutecida; que el arte cuando expresa la forma o el contenido del amor en realidad esconda un proceso mas armonioso y espiritual que acompañe a lo corporal; y que el mutuo respeto sea la norma. El modelo de cultura propuesto por los medios televisivos, radiales y gráficos es de un hedonismo grosero, vasto (De bastar. 1. adj. Grosero, tosco, sin pulimento. 2. fig. Dícese de la persona rústica, tosca o grosera. 3. V. esparto basto. 4. ant. Decíase de lo que estaba abastecido. DRAE 21° ed.; de ahi viene "bastardo") con la mera finalidad de llegar al consumidor, sumirlo en una dialéctica hormonal y quitarle la espiritualidad (diríamos la sublimación que hablaba Freud) como una forma de dominación sencilla y al galope. El ser humano necesita de una dosis de cultura y espiritualidad, es lo que nos separa del animal. El espíritu humano es conciliador, solidario, respetuoso y se brinda a los demás; el animal humano es egoísta, miserable , movido por sus pulsiones y dado a la ignorancia y el desprecio de los demás. Lo que esta en lucha en este preciso momento no es si oímos a Bach o a los Pibes Chorros; es si seremos seres humanos o seres animales.
Buen provecho y a embrutecernos pues....
Pequeña y dolorosas conclusiones: en nuestro país la sociedad demuestra por los hechos estar enferma y ser inexistente. Ya que las tendencias sociales están dominadas por los impulsos naturales, definiendo estos como signos de la autosatisfacción y el egoísmo acentuado. La sociedad argentina, tal como el merengue o la mayonesa demasiado batida; se ha disociado al extremo. La cultura como expresión de la convivencia y de valores que parten de lo estético y de lo concordado ha colapsado. Quizás nunca existió en nuestra tierra una cultura propiamente argentina ("Cuando nuestra raza llegue a contar en su historia intelectual un filósofo -platónico y artista como Emerson, o aristotélico y cientista como Spencer, habrá en su doctrina, a no dudarlo, algo nuevo y autóctono: La
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal