Vivir en nuestro país es un ejercicio de paciencia, tolerancia y sin duda de superación karmica. La sociedad argentina padece de una ceguera crónica, sean los estratos mas marginados que actúan y son manejados desde el resentimiento y la impotencia o los clase media que reivindican en silencio la inacción como bandera mas permanente de la participación ciudadana. Los grandes culpables, según la tensión mediatica que jamas es desinteresada y agrega su manejo propio basado en réditos egoístas, son los políticos.
Así es, los culpables de la venta de la Argentina a los capitales foráneos son los políticos. Los responsables de malas políticas que se demuelen prolijamente cada cuatro años cuando cambia en apariencia la administración publica son los políticos. La falta de seguridad, educación y techo, son los políticos. La plaga, peste, decadencia, ruina,corrupción son los políticos. ¿Pero es que esta execrable dirigencia partidaria broto de una pared, como la humedad? ¿O es fruto de una sociedad egoísta, que solo mira su propio ombligo, separándose en compartimientos estancos llamados clases sociales? Sin duda la persistencia de los indignos y torpes cuya mención causa horror o repulsión (la definición de nefando) no es casual en el medio en el que se desenvuelven. Los políticos buenos, malos o pésimos son el espejo de una sociedad buena, mala o pésima.
Pero no podemos caer en el simplismo de la generalización vana; por el contrario debemos comenzar la reconstrucción de un modelo o arquetipo de una sociedad mas real; que persiste debajo de las múltiples capas de la infamia en las que nos hemos sepultado por error u omisión cuando hemos callado o hablado guiados por la oportunidad, la conveniencia o el miedo. Hay que abstraer lo que es común y esencial en esta sociedad, buscándolo individuo por individuo, para así formar desde lo particular un concepto general y publico que comprenda al todo y que rescate lo bueno y noble existente aun en los argentinos. Desde lo único llegar al todo, pues las virtudes tanto o mas que los males, son ejemplos a imitar y conductas a enseñar a nuestros hijos, no como docentes, sino como seres que han trazado el camino del conocimiento por la experiencia propia del error y el fracaso.
Los políticos que sin duda tendremos en el futuro, también serán la fiel replica de nuestros corazones, mentes y espíritus. A pesar de la distancia que estamos separados de nuestros ideales, hay que comenzar. Confucio menciono en sus Analectas que el viaje mas largo siempre se inicia con un primer paso. Hoy es el primer paso, pequeño pero sin duda consciente. Demoslo con alegría y esperanza. Feliz Navidad y Año Nuevo.
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