martes, diciembre 07, 2004

La cobardía tiene cara de premios

Actualmente existe una nueva plaga. Además de las ya conocidas devastaciones de virus, calamidades terroristas, espantos políticos y apocalípticas predicciones del inminente fin del mundo para este fin de semana o el próximo, se suma la nueva peste: la entrega de premios más o menos intrascendentes, más o menos complacientes, más o menos insustanciales a las más o menos remanidas producciones de nuestra fauna televisiva nacional.

Como si la apoplejía del Martín Fierro ya no bastase ahora tenemos una parva de premios solo conocidos por sus organizadores, usualmente multimedios dueños de sus propios canales, que en una especie de auto regocijo se lamen mutuamente las bondades de sus propias y ajenas producciones. Esta "limpiaculativa" exacerbación de premiar ya aburre tanto que es cada vez mas imposible no ser premiado con el "Coso de Oro" o la "Mastuerza de Platino" a algo. Tanto premio auto elogiable solo disminuye los méritos ante la audiencia consciente, devalúa la poca opinión. Quiero aclarar que el neologismo e lineas superiores no es mio, es de Rabelais en "Gargantua y Pantagruel" cuando el hijo explicaba al padre cuales eran los métodos mas adecuados -según su opinión- para su higiene anal. Termina decidiéndose por un ave (un ganso para ser mas exactos), pues el calor de este tierno animalejo trasmitía "una sensación seráfica a la morcilla cular". Los abundantes premios son algo parecido, solo trasmiten tibieza a quienes lo reciben, al resto les son indiferentes, salvo los que han perdido la terna a los que la tibieza les supera y entran en embullición.

¿Y cual es en definitiva el motivo de queja?
Pues sencillo: aparte de inútiles, devaluadores y aburridores, son cobardes. Siempre la autocomplaciencia mediatica termina premiando a las mismas vacas sagradas: Mirtra Legrand y Susana Gimenez.

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal