La Hermandad de la Enana Blanca
La Galería de las Muñecas Muertas
La deformada y simbiótica relación del Club de los Payasos con los enanos, es cuando menos el relato de una trama tenebrosa urdida como todo lo que se precie de pertenecer al mundo de la Puertita Verde, por los crímenes mas espantosos y sin resolución conocidos. Se sabe por muchas relaciones históricas de la mas remota antigüedad de la injerencia de los enanos en la dominación del mundo mediante la aplicación del fuego, el hierro y la ponzoña, de lo que se puede inferir con acierto que los Enanos son lejanamente mas antiguos que los Payasos y su amarga conspiración. Ya Pitagoras (s. VI – V a.C, Samos) en sus celebres Versos Aúreos, alude veladamente a ellos cuando dice:
¡Oh Padre Zeus!
¡De cuantos males
nos librarías a los hombres
si tan solo les hicieras
ver a que demonios obedecen!
Durante mas de 2500 años dominaron o intentaron dominar el mundo. Algunas veces como conquistadores, otras como hábiles sombras del poder temporal, como lo fueron los bufones e incluso secretarios privados de cientos de Reyes y Papas. El primer revés hacia el año 1000 fue cuando el Papa Silvestre II, mas conocidos por Gerberto de Aurillac y dueño de una erudición fantástica, estableció el silente plan de los Enanos. Solo una desesperada invocación satánica de ultimo minuto y al precio de perder su alma logro desbaratar la mas negra e insidiosa conjura que hubiera significado la perdida de la cristiandad al occidente del emperador Oton I. A raíz de esto Gerberto murio al poco tiempo después, agobiado por el peso del maleficio invocado. Aun hoy en día cuando los Enanos están por asesinar a un Papa (como ocurrió con Juan Pablo I por orden del Club de los Payasos) o cometer una gran iniquidad sus huesos y su cenotafio en la basílica de San Juan de Letrán, en Roma transpiran un sudor frío y gelatinoso; lo otro: los enanos jamas perdonaron a este pontífice ni a la iglesia de occidente. Al noble difunto lo exhumaron en 1648 con una excusa trivial, solo para disolver sus cenizas centenarias al viento. E intentan periódicamente destruir a la cristiandad. La peste negra en el 1300 fue obra se sus negros corazones, la difusión de la sífilis el 1500 también fue obra suya, pero esta vez de sus negras vergas.
También causaron la caída de los Caballeros Templarios, pues estos los habían menospreciado y rechazado. En venganza los bufones del Papa Clemente V lo convencieron de suprimir la orden en 1.312, después del dictamen emitido por el Concilio de Vienne (1.311), también influido por los enanos malévolos. Pronto Enrique IV de Francia aprovecharía -consejos de sus bufones mediante- para perseguir y torturar a los caballeros del Temple. El propio Jacques de Molay (XXIV Gran Maestre), fue quemado vivo el 19-3-1.314, tras siete años de prisión y tortura, frente al gran monumento gótico Nôtre Dame. Allí se retractó públicamente de cuantas acusaciones se había visto obligado a admitir, ( en mensaje cifrado a los Enanos) proclamó la inocencia de la orden e invitó a los culpables de todo aquello a unirse, en el plazo de un año, al juicio de Dios. Esta maldición se cumplió, el Papa Clemente V , Nogaret y Felipe IV murieron antes de finalizar el año, presumiblemente envenenados por la Hermandad.
Su ultimo intento serio de conquistar el poder de manera directa fue Napoleón Bonaparte. El Gran Corso en realidad era un enano, que mediante un intenso y doloroso proceso (se había estirado en un potro durante varios años diariamente hasta el limite mas inhumano del dolor y el sufrimiento, a fin de elongar sus huesos en un remedo brutal de tracción ósea doscientos años antes que fuera “descubierto” por el Dr Barton este secreto método) y con el aditamento de unas plataformas hábilmente disimuladas en sus eternas botas (que aun siguen en su cadáver en su Mausoleo) alcanzó una estatura casi mínima como para no pasar por miembro de la Secreta y Venerada Gran Orden de Micromegas; logia masónica que en realidad escondía a este clan muy anterior al Rey Hiram y sus arquitectos. Bertrán Georges, historiador nos dice: "Pequeño y bajo, bastante musculoso, rojizo y todavía seco a los treinta años, el cuerpo endurecido y siempre listo. (...) Y ahora al reverso: el frío húmedo provoca la opresión, la tos, la disuria; la contrariedad despierta gran cólera; el exceso de trabajo, a pesar de los baños calientes y prolongados, de una extrema sobriedad, de un uso moderado pero constante de café y de tabaco, engendra a veces breves desfallecimientos que llegan, incluso, al llanto. El cerebro es uno de los más perfectos que han existido: la atención siempre despierta, remueve infatigablemente los hechos y las ideas; la memoria los registra y los clasifica; la imaginación juega libremente y, por una tensión permanente y secreta, inventa sin fatigarse, los asuntos políticos y estratégicos que se manifiestan en iluminaciones repentinas, comparables a las del matemático y del poeta, con preferencia durante la noche, en un repentino despertar, lo que él mismo llama la llamada moral, la presencia del espíritu de después de media noche. Este ardor espiritual ilumina, por medio de los ojos fulgurantes el rostro aún sulfurado, a su recuerdo del Corso de los cabellos lisos... El se hacía justicia: yo soy incluso un buen hombre; y es verdad; se mostró generoso e incluso amable para aquellos que trataba de cerca... Organización física y cerebral que ocultan ese irresistible impulso hacia la acción y la dominación que se llama su ambición. Él lo ha visto claro en sí mismo: Se dice que soy ambicioso, se equivocan; no lo soy, o al menos mi ambición está tan íntimamente unida a mi ser que no puede separársele" Es conocida la anécdota de Napoleón y que le ilustra de cuerpo entero, cuando poco antes de la Batalla de Austerlitz cuando tratando de alcanzar unas manzanas de un árbol, un granadero (altos como pocos) le corta una y le dice:
“-Permitame mi señor, que soy mas grande-” a lo que el Emperador le respondió secamente
“-No mas grande, mas alto-” Luego de la derrota de Waterloo, después de los 100 días, Napoleón muere en Santa Elena en 1821, asesinado con crecientes y minuciosas dosis de arsénico. Todos los historiadores han culpado a los ingleses, pero sabemos que fue su propia hermandad quien dictamino su muerte, bajo el imperio de sus crueles leyes secretas.
Los enanos hallan al Club de los Payasos Homicidas
Al fundarse el Club, hacia 1880 aproximadamente los Enanos habían sufrido una gran decadencia desde la caída del Primer Imperio (1812) tras un periodo de fracasos estruendosos quedando exhaustos y mermados. A esto se le sumo la gran carnicería interna debido al Cisma de los Tramecksan y Slamecksan, que describiera Switf en su “Viajes de Gulliver” (Cap. IV) cuando por analogía se refiere a ellos y a su disenso ancestral que provenía del siglo XVI al menos:
«Porque -dijo- por muy floreciente que nuestra situación pueda parecer a los extranjeros, pesan sobre nosotros dos graves males: una violenta facción en el interior y el peligro de que invada nuestro territorio un poderoso enemigo de fuera. En cuanto a lo primero, sabed que desde hace más de setenta lunas hay en este imperio dos partidos contrarios, conocidos por los nombres de Tramecksan y Slamecksan, a causa de los tacones altos y bajos de su calzado, que, respectivamente, les sirven de distintivo. Se alega, es verdad, que los tacones altos son más conformes a nuestra antigua constitución; pero, sea de ello lo que quiera, Su Majestad ha decidido hacer uso de tacones bajos solamente en la administración del gobierno y para todos los empleados que disfrutan la privanza de la corona, como seguramente habréis observado; y por lo que hace particularmente a los tacones de Su Majestad Imperial, son cuando menos un drurr más bajos que cualesquiera otros de su corte -el drurr es una medida que viene a valer la decimoquinta parte de una pulgada-. La animosidad entre estos dos partidos ha llegado a tal punto, que los pertenecientes a uno no quieren comer ni beber ni hablar con los del otro. Calculamos que los Tramocksan, o tacones-altos, nos exceden en numero; pero la fuerza está por completo de nuestro lado. Nosotros nos sospechamos que Su Alteza Imperial, el heredero de la corona, se inclina algo hacia los tacones-altos; al menos, vemos claramente que uno de sus tacones es más alto que el otro, lo que le produce cierta cojera al andar”
En esa época se había fundado un ignorado villorrio en una zona muy especial de la joven República Argentina: El Salado. Era especial debido a una serie de extrañas causas que convergían en un nodo, el cual determinaron los Payasos que debían ocupar el solar en el que hoy esta (y no esta, simultáneamente) la Puertita Verde. Por una desviada razón del destino, los enanos habían llegado también a las mismas conclusiones y habían arribado a estas costas del Río Salado buscando ese mismo lugar. Al hallarlo ocupado en primer termino trataron de asesinar a los Payasos, pero debilitados como estaban y después de perder algunos cientos de miembros en distintos planes fallidos (La fiebre amarilla en Buenos Aires, 18711, el brote de vómito negro en Corrientes y Paraguay2, la guerra Franco - Prusiana del mismo año) debieron resignarse y se adjuntaron como una sección especial de sicarios, conocidos como “La Enana Gigante” A ellos les agrado este curioso oxímoron de reminiscencias astronómicas, un paliativo a sus singulares angustias lineales. Relegados a una mera fuerza de choque, manifiestan su brutal carácter en forma de atroces asesinatos usualmente sin móviles o motivos; tal como lo informado recientemente en dos diarios de la región:
“Apuñalado en el corazón antes de ser descuartizado con saña, apareció el cuerpo sin identificar de un hombre de unos 30 a 40 años. Dentro del contenedor de basura se hallaban en varias bolsas de consorcio dichos restos desmembrados al parecer con un cuchillo tramontina o similar, en la intersección de la Avdas Montesquieu e Iriarte. La policía no sabe a que atribuir el móvil del crimen” (Clarín 10/03/2005) o
“Un hombre de 31 años fue abusado sexualmente por tres desconocidos en horas de la madrugada después de compartir un asado y vino, en Berisso en la calle 3 entre 168 y 169. El hombre vejado fue hospitalizado en el Hospital Larrain de la localidad. Interviene el fiscal Martini” (El Plata, 14/03/2005)
Desde esa época han mermado sus actividades independientes, amparados bajo las sombras del Club de los Payasos, quienes como hemos referido en lineas superiores prefieren en anonimato guardando un silencio atronador. Las operaciones de los enanos se han desdibujado en la bruma del misterio. La poca información que existe, fragmentos oscuros y sin sentido, hablan de un extraño culto de estos seres crueles y desalmados.
La Galería de las Muñecas Muertas
Por extraviadas razones de sus distorsionadas mentes en un lugar secreto bajo las calles de San Telmo, en la vieja parte colonial de Buenos Aires, en los viejos túneles que usaban los contrabandistas de esclavos en el siglo XVII y XVIII, luego los carbonarios para sus crímenes patrióticos; existe este sitio de culto.
Es una gran galería en donde se apiñan cientos, quizás miles, de muñecas abandonadas y rotas. Junto a las de cabeza de porcelana conviven las de terracota las de madera y las de plástico. Cada una de ellas posee un nombre y un breve poema. La hermandad de la Enana Blanca se reúne todos los miércoles y en la lobreguez y profundidad silente del subsuelo, lloran desconsoladamente, a gritos, como jamas ha llorado nadie ni jamas oirá otro mortal alguno sin pagar por ello el precio de su atroz muerte.
1Es sabido que la Fiebre Amarilla, que cundió en Buenos Aires en 1871, no fue por causas naturales. Dada la afinidad de los enanos por los métodos sinuosos y retorcidos,además de su natural inclinación a las ponzoñas y tóxicos no es extraño saber su autoría. En Buenos Aires ¨De unos 190.000 habitantes, murieron 14.000. Se colmaron todos los hospitales, se habilitaron lazaretos provisorios, se despobló la ciudad, emigró el gobierno nacional, se decretó feriado en todos los ministerios y oficinas públicas, cerraron los bancos, las escuelas, las iglesias, los comercios. Las calles quedaron desiertas, huérfanas de gente y de vehículos. En una ciudad donde el índice normal de fallecimientos diarios no llegaba a veinte, hubo momentos en que murieron más de quinientas personas por día".
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal