domingo, marzo 20, 2005

Aun soy dueño de mis escritos

A raíz de la publicación de unos artículos en el Blog de Fabio (www.fabio.com.ar), el cual me distinguió con su confianza durante sus vacaciones, expuse a la consideración publica una serie de cuentos que también están en este Blog. Se trata de El Club de los Payasos y de “La hermandad de la Enana Blanca”. Al cabo de unos días y en los cuales disfrute de las opiniones y comentarios de varios comentadores, decidí eliminarlos del Blog de Fabio.

¿Por qué? Porque en una serie de comentarios malintencionados y dignos de ignorantes se ataco a quienes reemplazamos al colega Fabio. Ante la escalada de agresiones gratuitas y actuando ciertamente con injusticia elimine los post. Nada quedó, solo un vacío que algunas personas advirtieron y otras obviaron. Sin embargo no hacer nada hubiera sido también una manifiesta injusticia por cuanto quienes agravian nada tienen para perder pues actuaban desde el anonimato y quienes escribimos lo hicimos exponiéndonos. ¿Y como se resuelve una situación que es injusta desde cualquier punto de vista en que se la aborde? Con el menor daño o mal posible.

Por la sencilla causa que soy el creador de esos cuentos, en cierta forma son hijos mios, dispuse de mi potestad para dejarlos o no. Y porque la finalidad no era obtener nada a cambio mas que respeto; el mismo que algunos ignorantes no lo tuvieron. Así que pese a actuar en desfavor de quienes me favorecieron con sus opiniones hice lo antes expuesto. Como autor poseo un derecho mínimo. Como Kafka cuando ordeno quemar sus escritos al morir, voluntad que no se cumpliera y que favoreció a la posterioridad.

Y si bien alguien puede suponer que hacer publico una creación es “darlo” en adopción al publico, prefiero seguir siendo un padre celoso y no un padre abandonico. En definitiva no me inquieta el juicio de los demás sino el mio propio.

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